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jueves, 25 de agosto de 2011
El mundo se acaba
Otra vez, ahí vamos.
Caos aquí, caos allá. Seguimos con nuestra firme voluntad de acabar con el mundo.
Profecías más, profecías menos, hasta ahora nos hemos dado a la tarea de seguirlas al pie de la letra, cual instructivo de piezas de construcción.
Están las profecías de Nostradamus, que el sabio señor lo hacía para tomar precauciones y para corregir el camino, pero no. Nos seguimos empeñando en lo mismo. Que el fin del mundo está cerca porque el presidente de Estados Unidos es negro, que si ya está el último Papa... son avisos. A-V-I-S-O-S.
Luego, antes del 2000, el cambio de siglo, muchos baticinaron el fin del mundo. Y gracias a eso, sectas tomaron fama y ganaron adeptos... aunque muchos terminaron muertos o estafados. El "mesías" en turno gritaba a voz en cuello que el fin estaba cerca. Y no pasó nada. Bueeeeno, sí pasó; muertos y estafados, como dije antes.
Ahora, la moda son las profecías Mayas. Ellos creo que ni siquiera sabían a ciencia cierta que algunos "expertos" descifrarían el "códice" y que darían la voz de alarma al mundo de que el fin del mundo está cerca... otra vez.
Vaya con esto. Todos los "expertos" se empeñan en acabar con el mundo. Algunos científicos desentrañan los secretos del universo y nos dicen que en "X" cantidad de años el mundo sufrirá cambios y que acabará una etapa y comenzará otra. Otros nos anuncian con toda la alarma posible, que, seguramente, moriremos achicharrados. Vamos, que todos moriremos, eso es seguro; lo que no sabemos es cómo.
Muchos se cuelgan de eso para tener sus cinco minutos de fama. Yo me cuelgo de ellos para escribir esto. Círculo vicioso al fin.
Lo que sí nos debe preocupar es que si seguimos así, seguramente veremos el fin de nuestro mundo y nuestra sociedad si no hacemos lo necesario para restablecer las cosas. Hemos permitido, por andar vagando en las nubes de las profecías, que los países se endeuden; que la violencia llegue a nuestros niños; que nos roben impunemente; que unos acusen a otros y sea motivo para iniciar una guerra; que nuestra juventud se enajene con la tv y sea su guía para el futuro; que hemos dejado nuestras responsabilidades de lado para preocuparnos por el fin del mundo, pues.
La única forma de resolver esto es buscar soluciones, primero en nuestra casa y luego para el mundo. Un gran cambio, comienza con un pequeño paso.
¿Estamos dispuestos a dar ese paso? Advertidos estamos.
Caos aquí, caos allá. Seguimos con nuestra firme voluntad de acabar con el mundo.
Profecías más, profecías menos, hasta ahora nos hemos dado a la tarea de seguirlas al pie de la letra, cual instructivo de piezas de construcción.
Están las profecías de Nostradamus, que el sabio señor lo hacía para tomar precauciones y para corregir el camino, pero no. Nos seguimos empeñando en lo mismo. Que el fin del mundo está cerca porque el presidente de Estados Unidos es negro, que si ya está el último Papa... son avisos. A-V-I-S-O-S.
Luego, antes del 2000, el cambio de siglo, muchos baticinaron el fin del mundo. Y gracias a eso, sectas tomaron fama y ganaron adeptos... aunque muchos terminaron muertos o estafados. El "mesías" en turno gritaba a voz en cuello que el fin estaba cerca. Y no pasó nada. Bueeeeno, sí pasó; muertos y estafados, como dije antes.
Ahora, la moda son las profecías Mayas. Ellos creo que ni siquiera sabían a ciencia cierta que algunos "expertos" descifrarían el "códice" y que darían la voz de alarma al mundo de que el fin del mundo está cerca... otra vez.
Vaya con esto. Todos los "expertos" se empeñan en acabar con el mundo. Algunos científicos desentrañan los secretos del universo y nos dicen que en "X" cantidad de años el mundo sufrirá cambios y que acabará una etapa y comenzará otra. Otros nos anuncian con toda la alarma posible, que, seguramente, moriremos achicharrados. Vamos, que todos moriremos, eso es seguro; lo que no sabemos es cómo.
Muchos se cuelgan de eso para tener sus cinco minutos de fama. Yo me cuelgo de ellos para escribir esto. Círculo vicioso al fin.
Lo que sí nos debe preocupar es que si seguimos así, seguramente veremos el fin de nuestro mundo y nuestra sociedad si no hacemos lo necesario para restablecer las cosas. Hemos permitido, por andar vagando en las nubes de las profecías, que los países se endeuden; que la violencia llegue a nuestros niños; que nos roben impunemente; que unos acusen a otros y sea motivo para iniciar una guerra; que nuestra juventud se enajene con la tv y sea su guía para el futuro; que hemos dejado nuestras responsabilidades de lado para preocuparnos por el fin del mundo, pues.
La única forma de resolver esto es buscar soluciones, primero en nuestra casa y luego para el mundo. Un gran cambio, comienza con un pequeño paso.
¿Estamos dispuestos a dar ese paso? Advertidos estamos.
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